top of page

El lobo Mexicano

El lenguaje del aullido

En la imagen de la derecha, Kuekue aúlla. No lo hace a la luna llena —como dice el mito—, sino a su manada.

Los lobos mexicanos aúllan para comunicarse: para mantener el contacto con su grupo, advertir sobre intrusos, reunir a los miembros dispersos o celebrar una cacería. Cada aullido tiene un propósito y una emoción distinta.

La idea de que los lobos aúllan a la luna nació del misterio y la poesía con que los humanos intentaron explicar sus sonidos en la noche. En realidad, el lobo levanta el hocico hacia el cielo simplemente porque así proyecta mejor su voz, haciendo que el sonido viaje más lejos.
 

Pero el lenguaje del lobo va más allá del aullido. Se comunican también con miradas, movimientos de la cola, posturas y roces. Entre ellos hay códigos de respeto, cariño y jerarquía que solo pueden entender quienes viven en manada.
 

Kuekue, con su aullido firme y su cuerpo erguido, nos recuerda que el aullido no es un símbolo de soledad ni de amenaza, sino de conexión. Es la voz del bosque, el eco de una especie que vuelve a hacerse escuchar.


Fotografías de Rubén Martínez, tomadas en el Santuario Extinción Cero.
 

Sigue recorriendo la exposición y descubre cómo el lobo mexicano, más allá del mito, sigue comunicando su presencia al corazón del paisaje.

Cada fotografía es un eco del bosque.
Al comprarla o donar al Santuario Extinción Cero, ayudas a que el aullido del lobo mexicano nunca vuelva a apagarse.

bottom of page