El lobo Mexicano
Lobo: el falso villano
Durante siglos, el lobo ha cargado con una reputación que no le pertenece. Historias como Caperucita Roja o Los tres cochinitos lo pintaron como un ser cruel, astuto y sanguinario. Pero esas narraciones distorsionaron la realidad de un animal que, lejos de ser malvado, desempeña un papel esencial en el equilibrio de los ecosistemas.
El lobo mexicano, como todos los lobos, no mata por placer. Caza para sobrevivir, limpia el bosque de los animales enfermos y mantiene sanos los ecosistemas donde habita. En la naturaleza, su presencia es símbolo de salud y armonía, no de peligro. El miedo que inspiró en los cuentos refleja más los temores humanos que su verdadero comportamiento.
Rehabilitar su imagen no solo es una cuestión biológica, sino también cultural y ética: implica aprender a mirar al lobo con respeto y empatía, reconociendo su inteligencia, su vida social y su profunda conexión familiar.
Esta fotografía de Tukari, tomada por Rubén Martínez en el Santuario Extinción Cero, nos invita a ver al lobo no como un monstruo, sino como un espejo de nuestra propia naturaleza: fuerte, sensible y capaz de convivir en equilibrio con su entorno.
Sigue recorriendo la exposición y descubre cómo la verdad detrás del mito puede cambiar la forma en que entendemos la vida salvaje.
Gracias por admirar su historia.
Puedes ayudar aún más: adquiere esta fotografía o dona al Santuario Extinción Cero y haz posible su conservación.


