El lobo Mexicano
Los primeros pasos del aullido
Apenas tienen unas semanas de vida y ya comienzan a descubrir el mundo. Estos cachorros de lobo mexicano dan sus primeros pasos fuera de la madriguera, explorando bajo la atenta mirada de los adultos. Sus movimientos son torpes, pero su curiosidad infinita.
Los lobeznos nacen ciegos y sordos, completamente dependientes de su madre durante las primeras tres semanas. Poco a poco, abren los ojos, afinan el oído y aprenden a reconocer los sonidos de la manada. A los dos meses comienzan a salir al exterior y, entre juegos, desarrollan las habilidades que necesitarán para sobrevivir: comunicarse, cazar y trabajar en equipo.
En la manada, todos cuidan de los pequeños. Los hermanos mayores los vigilan, los alimentan con comida regurgitada y los introducen a las jerarquías del grupo. Este comportamiento cooperativo es una de las razones por las que el lobo mexicano ha logrado sobrevivir: su fortaleza radica en la unión familiar.
Cada cachorro como los que ves aquí representa una nueva esperanza para una especie que en 1979 estuvo al borde del silencio total. Hoy, gracias al trabajo conjunto de instituciones, científicos y cuidadores, el futuro del lobo mexicano vuelve a escribirse, aullido a aullido.
Fotografía de Sisel Lan, tomada en el Santuario Extinción Cero.
Sigue recorriendo la exposición y conoce cómo la familia, el juego y el aprendizaje son la base de la supervivencia del lobo mexicano.
Cada imagen es más que arte: es conservación.
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